lunes, 22 de septiembre de 2014

Números y ángulos

 Hace poco recibí un twitter  con un powerpoint explicando el origen de la representación escrita de las cifras de nuestro sistema de numeración (los llamados números arábigos o indo-arábigos). 
Según ese powerpoint, cada cifra se representa con una forma, trazada a base de rectas, cuyo número de ángulos coincide con el valor numérico de la misma. Así, la representación gráfica del 1 tiene un ángulo, la del 2 consta de dos ángulos, así hasta el 9, del que se muestra también una forma, cercana a la escritura actual, en la que pueden apreciarse nueve ángulos, y por supuesto, el cero, redondo, no tiene ángulos.
¿Será verdad esta hipótesis? 
No lo sé pero parece curiosa ¿no?
De hecho, si vamos al libro de Ifrah, resulta que encontramos información sobre el origen de esta “teoría del powerpoint”. Esta es una de las -explicaciones fantásticas a propósito del origen de las cifras “árabes”-, que comenta Ifrah en su libro. Al parecer según una leyenda popular que persiste en Egipto y el norte de África, las cifras “árabes” fueron inventadas por un vidriero geómetra originario del Magreb, el cual imaginó que podría dar a cada una de las nueve cifras significativas una forma evocativa en función del número de ángulos contenidos en el trazado de cada una de ellas.
Parece que fue el director de un museo de Marruecos quien no hace mucho publicó un artículo recuperando esta teoría, poniéndola de moda, en cierto sentido.

Siguiendo el texto de Georges Ifrah, esta teoría también aparece en la obra de un autor francés P. Voizot, de finales del siglo XIX, quien pudo tomarla de un genovés. Además, este francés considera igualmente probable (según su parecer), una explicación por encaje de trazos (el uno es un trazo vertical, el dos se dibujan dos trazos horizontales y al unirlos aparece el dos; el tres son tres trazos horizontales y al unirlos sale el tres; el cuatro serían cuatro trazos; etc). Es lo que Ifrah llama la segunda hipótesis fantástica.




domingo, 21 de septiembre de 2014

INICIO ASTRONÓMICO DEL OTOÑO

Según cálculos del Observatorio Astronómico Nacional (Instituto Geográfico Nacional - Ministerio de Fomento), el otoño de 2015 comenzará el miércoles 23 de septiembre a las 10h 21m hora oficial peninsular, a las 9h 21m en Canarias. Esta estación durará 89 días y 20 horas, y terminará el 22 de diciembre con el comienzo del invierno.
Durante el otoño de 2015 se producirá un eclipse total de Luna (el 28 de septiembre), que será visible desde España. En cuanto a los planetas, el cielo matutino estará dominado por Venus (muy brillante al comienzo de la estación), Marte y Júpiter. A ellos se unirá Saturno al final del otoño. El principio de la noche estará dominado por Saturno hasta mediados de noviembre.
Por otra parte el domingo día 25 de octubre tendrá lugar el cambio de hora, recuperando el horario de invierno.


ECLIPSES Y FENÓMENOS RELACIONADOS
A lo largo del otoño habrá un eclipse total de luna el día 28 de septiembre que será visible en Europa, África, el océano Atlántico y América. Este eclipse se verá en España y alcanzá su máximo a las 4h 48m, hora oficial en penínsular.
Por otro lado, Mercurio será ocultado por el Sol en su conjunción superior del día 17 de noviembre.

Luna llena.

La primera luna llena del otoño se dará el 28 de septiembre, dándose las siguientes 29 o 30 días después. En este otoño se darán otras dos lunas llenas: 27 de octubre y 25 de noviembre.



sábado, 6 de septiembre de 2014

LAS RANITAS EN LA NATA

Había una vez dos ranas que cayeron en un recipiente de nata.
   Inmediatamente se dieron cuenta de que se hundían: era imposible nadar o flotar demasiado tiempo en esa masa espesa como arenas movedizas. Al principio, las dos ranas patalearon en la nata para llegar al borde del recipiente. Pero era inútil; solo conseguían chapotear en el mismo lugar y hundirse. Sentían que cada vez era más difícil salir a la superficie y respirar.
        Una de ellas dijo en voz alta: “No puedo más. Es imposible salir de aquí. En esta materia no se puede nadar. Ya que voy a morir no veo por qué prolongar este sufrimiento. No entiendo qué sentido tiene morir agotada por un esfuerzo estéril”.
        Dicho esto dejó de patalear y se hundió con rapidez siendo literalmente tragada por el espeso líquido blanco.
        La otra rana, más persistente o quizá más tozuda, se dijo: “¡No hay manera! Nada se puede hacer por avanzar en esta cosa. Sin embargo, aunque se acerque la muerte, prefiero luchar hasta mi último aliento. No quiero morir ni un segundo antes de que llegue mi hora”.
        Siguió pataleando y chapoteando siempre en el mismo lugar, sin avanzar ni un centímetro, durante horas y horas.
        Y de pronto, de tanto patalear y batir las ancas, agitar y patalear, la nata se convirtió en mantequilla.
        Sorprendida, la rana dio un salto y, patinando, llegó hasta el borde del recipiente. Desde allí, pudo regresar a casa croando alegremente.

DÉJAME QUE TE CUENTE… Jorge Bucay. 


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