Una zorra hambrienta encontró en el tronco de una encina unos
pedazos de carne y de pan que unos pastores habían dejado
escondidos en una cavidad. Y entrando en dicha cavidad,
se los comió todos.
Pero tanto comió que se le agrandó tanto el vientre
que no pudo salir. Empezó a gemir y a lamentarse del problema
en que había caído.
Por casualidad pasó por allí otra zorra, y oyendo sus quejidos
se le acercó y preguntó que le ocurría. Cuando
se enteró de lo acaecido, le dijo:
- ¡ Pues quédate tranquila hermana hasta que vuelvas
a tener la forma en que estabas, entonces de seguro
podrás salir fácilmente sin problema !
CON PACIENCIA SE RESUELVEN MUCHAS
DIFICULTADES.