sábado, 14 de septiembre de 2013

17 - EL CIERVO, EL MANANTIAL Y EL LEÓN.

Agobiado por la sed, llegó un ciervo a un manantial.
Después de beber, vio su reflejo en el agua.
Al contemplar su hermosa cornamenta, sintióse orgulloso,
pero quedó descontento por sus piernas débiles y finas.
Sumido aún en estos pensamientos, apareció un león que
comenzó a perseguirle. Echó a correr y le ganó una gran
 distancia, pues la fuerza de los ciervos está en sus piernas
y la del león en su corazón.

Mientras el campo fue llano, el ciervo guardó la distancia
que le salvaba; pero el entrar en el bosque sus cuernos
se engancharon a las ramas y, no pudiendo escapar,
fue atrapado por el león.
A punto de morir, exclamó para sí mismo:

- ¡Desdichado soy! Mis pies, que pensaba que me
traicionaban, eran los que me salvaban,
y mis cuernos, en los que ponía toda mi confianza,
son los que me pierden.

Muchas veces, a quienes creemos más indiferentes,
son quienes nos dan la mano en las congojas,
mientras que los que nos adulan,
ni siquiera se asoman.

2 comentarios:

  1. Se me han saltado las lágrimas aparte de que me ha encantado.

    Rocío.H.

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  2. Me alegro que te emociones y que te gusten las cosas que publico en el blog ;)

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